Desesperada búsqueda de dos mellizas tras los feroces incendios. Las hermanas Vassiliki y Sofia, de 9 años, desaparecieron junto a sus abuelos.
por Sophie Makris
MATI, Grecia.- Los rostros de las mellizas de nueve años Vassiliki y Sofia, desaparecidas durante los incendios en las afueras de Atenas, están en todos los medios.
Iban a disfrutar de un día de verano con sus abuelos, que al igual que ellas siguen desaparecidos.
Los abuelos Philippopoulou y sus nietas, Vassiliki y Sofia, llegaron en su automóvil a la localidad de Mati. Entonces, el abuelo avisó a su hijo de que cambiarían su trayecto a causa del inicio de los incendios, explica Yitanis, el padre, entrevistado en numerosas ocasiones en las cadenas de televisión.
Desde ese momento, no ha vuelto a tener noticias ni de sus hijas ni de los abuelos. Primero, creyó ver a sus hijas en las imágenes de supervivientes rescatados con embarcaciones, pero su esperanza se acabó con un desmentido por los padres de las niñas que aparecían en las imágenes.
Las caras de sus hijas mellizas y de los abuelos aparecen en una página web creada por voluntarios, en la que también están las fotografías de otros 23 desaparecidos, transmitidas por sus familiares.
No obstante, aún se desconoce el número exacto de desaparecidos 48 horas después de que los incendios calcinaran una parte de la ciudad de Mati, en la costa este del µtica, en Grecia.
El balance de muertos se elevó hasta 81 personas, lo que los convierte en los incendios más mortíferos en la historia reciente Grecia y en uno de los más devastadores en el mundo durante el siglo XXI.
Lloraba en el coche
Mati no es un lugar de turismo internacional como las islas griegas, sino de descanso para el fin de semana. En esta localidad, a una hora de Atenas, rodeada por pinedas, se encuentran numerosas residencias secundarias, donde parejas de jubilados disfrutan del verano junto con sus nietos.
“Lo más importante es que Katerina esté sana y salva”, asegura aliviado Yannis Tsaganou Profotou, 88 años, mientras observa a su nieta de nueve años, delante de su residencia familiar, que quedó prácticamente intacta.
La niña cuenta la huida frenética en el vehículo, las calles llenas de humo y su llegada a un hotel a primera línea de mar donde pudieron refugiarse.
Ella recuerda esta experiencia ahora tranquila, pero confiesa que “lloraba en el auto”.
Su abuela, Sophia, reconoce haber descubierto una vocación de “kamikaze” en el volante, mientras zigzagueaba entre las ramas en llamas.
Entre sus tristes recuerdos, aparece el devenir trágico de otra pareja en Mati que murió calcinada en su casa. La abuela salvó a sus dos nietos protegiéndolos con toallas mojadas y dejando que su niñera se los llevara a la playa, mientras que ella se quedaba en la casa con su marido discapacitado.
En la calle Tritonos, donde todavía se ven juguetes abandonados, una de las propietarias es conocida para muchos.
Se trata de la viuda de Theo Angelopoulos, gran maestro del cine griego, que falleció en 2012 atropellado por la moto de un policía.
“Sabía que teníamos que irnos, pero pensé que habrían sirenas de emergencia, ¡qué alguien nos avisaría¡”, asegura Phivi Angelopoulou. “Pero nadie nos dijo nada, hasta las 21 no vimos a la administración pública”, afirma indignada.
Una parte de los archivos de su marido, gran referente del cine moderno griego, como su correspondencia, se esfumaron con los incendios, lamenta Angelopoulou.
AFP-NA